sábado, abril 22, 2006

la casa de El Paraíso

Tendría yo 17 años. Estudiaba periodismo y teatro a la vez. Mi gente era la de teatro. También mis amores. Este tenía el cabello largo y muy rizado. Era bisexual. Se drogaba. Yo estaba lejana a esas historias. Pero éramos amigos. Hablábamos todo el tiempo. Me gustaba. Salimos. Nos besamos.
Esa vez nos invitó a mí y a otros a una casa de El Paraíso. La idea era invadir la que alguna vez fue una mansión perejimenista y hacer allí una fiesta. Así era en los años ochenta. Las casas abandonadas se asaltaban en la noche para bailar. Ahora las casas abandonadas -y las que no lo están- se asaltan de día para vivir. En fin. Fui con unos amigos de la escuela de teatro. Mis amigos homosexuales que siempre me apoyaban en mis riesgos. El estaría allí. Pensé al menos en besarlo. Aunque mi inocencia podía ya fantasear otras malicias.
Llegamos al que alguna vez fue un palacio de piso de mármol. Las paredes estaban pintadas de negro y estaban llenas símbolos demoníacos. No había muebles. Ni agua. Ni luz. Creo que todo estaba alumbrado con velas. Había gente, mucha gente. No era gente de teatro. Sólo estábamos nosotros, los recienllegados, y ellos. Ellos y nosotros. Me pareció verlo a él. Me saludó, me besó, me tomó de la mano, besó también a un joven bello que estaba a su lado, me lo presentó. Seguimos andando por la casa. En algún cuarto creo recordar desnudeces y quejidos. En otra habitación había grupos de muchachos muy quietos, muy callados, algunos dormidos. La música seguía estridente. Pocos bailaban. Casi todos disfrutaban del desafío de la invasión. Había quien rayaba una pared. Había quienes se metían mano y otros objetos. Sobraba humo y caña.
El volvió a desaparecer. Mis amigos estaban asustados. Eso no era un lugar para nosotros. Puede venir la policía. Eran pensamientos que sólo verbalizaban mis acompañantes, el resto parecía acostumbrado a vivir en reto. Y yo pensaba en él. En verlo un instante, quizás con su bello amigo, no importaba. En besarlo. En bailármelo, aunque yo no supiera bailar. Llegamos a la última habitación del piso alto y abrimos la puerta y estaba él. Estaba sentado en el piso. Inyectándose. Y ya no me veía. O si me vio no quiso descenderme a su versión química del cielo. Y ya, en un segundo, no sabía de mí. Y creo que también había perdido en el interín a su bello acompañante, que también se desvanecía en otros mundos desde su propia aguja.
Yo estaba de más. Mis amigos teatreros estaban de más. Salimos rápido. Alguno de ellos temblaba. Yo no tenía miedo. Creo que no. Aunque el piso se me había movido. A él no lo juzgaba. Tampoco le temía. Sólo me preguntaba por qué yo no. Yo no.
Nos sentamos en una arepera. Comimos. Tomamos algo, quizás una cocacola o un jugo. Regresamos cada quien a nuestra casa.
Seguí pensando en él un tiempo. Incluso salí alguna vez más con él sin mayores explicaciones. Hasta que llegó algún nuevo rey a destronarlo.

7 comentarios:

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" dijo...

Laura Sánchez escribió una vez:

"Hay que vivir el amor, ese amor para toda la vida. Aunque toda la vida sea sólo unos minutos."

Todo lo mejor para ti

Anónimo dijo...

y luego por que cierta gente está como está

que mezclita de locuras es su vida..

por queeeee yo nooooo?..

por que no tenias heroina en la cuchara

que tipasooo

Anónimo dijo...

Creo que hay un punto, un farol rojo que dice: ¡Cuidado esto puede ser demasiado para ti!, una especie de agujero negro, tenebroso que te alumbra el lado más metafísico y brutal...

Uno sale del cuarto oscuro en el que estaba a punto de meterle el pene. el principio por el glande, gladio, gladiador a una desconocida, rechazas esa raya que te ponen delante de la nariz o lo que es peor le estornudas sin piedad los 70 euros de líneas sobre un espejo o te atoras con una calada de marihuana que no te vas a fumar...

uno se detiene incluso cuando se da cuenta que esa jeva que está desnuda delante de ti espera que le hagas daño porque lo que más desea es pegarse un tiro y no sabe como y te pide que le partas la cara y no puedes...

entonces ella te hace daño y explotas, le pegas y después te sientes una mierda porque entraste en el juego, y juras que no lo volverás a hacer...

hasta que conoces a esa que no te muestra sus sentimientos y no te dice que le encantaría que el tiro se lo pegaras tu porque su padre fue un hijo de puta pero te encuentra encantador y maligno (mera apriencia), y entonces la miras a la cara y la usas porque eso es lo que ella espera con su autoestima por los suelos y uno no se da cuenta de que se volvió malo... y la sometes y la usas otra vez y ella te vuelve malo y todo empieza estrangulándola un poco y apretándole las muñecas y nalgadas potentes y la atosigas y ella te pide más...

más y ya eres una rata que se la está tirando con verdadera cara de bruto, una mira intensa de malignidad que no acaba cuando eyaculas...

y fuiste malo y te lo agradece y de pronto sabes que el daño está hecho que ya no eres el muchacho buena gente vestido de boy scout sino que ella espera que seas un perro y te amará por ello con la esperanza de que la salves, de que la aniquiles o lo que es peor, de cambiarte en algún punto, algún descuido inútil...

Te romperá el corazón si no juegas, te joderá vivo si no sigues siendo el malo en que te ha convertido y si no sigues se buscará a otro más perro, más malo, con billete, con lago que tu no tengas y te lo restregará en la puta cara porque así es... ella quiere que la domines y tu vas y juegas como un pendejo en esos lugares donde el amor es siempre otra cosa...


Cuando se navega por la oscuridad lo que más se desea es esa muerte para que ninguna verdad se encuentre en nuestras manos... y uno se paunta a la cabeza con cualquier cosa y se dispara... con traiciones, malas historias, viajes tenebrosos sin ticket de vuelta...


A todos los demás se les recomienda que se vayan a casita a tomarse una vaso de leche caliente mientras mamá los arropa...

Carmelo Lattassa dijo...

el comentario anterior es mio...

Mire dijo...

si, mi amor, era el estilo inconfundible tuyo!
amigo por qué no sé de ti, cómo estás?

Mire dijo...

no sé Nicotine...fueron cosas -esas y otras- que me pasaron, nunca las busqué. más bien pasé por ellas como con un casco protector.
lo sabes que soy de las que creo que un escritor no tiene por qué filtrarse en la mierda para ser escritor. la mayoría de los que traspasan esos submundos se quedan en la mierda y se olvidan de la escritura. pero si un escritor pasa y trasciende de eso puede seguramente contarnos una buena historia.
ah, y lo otro, lo de la señora que me golpeó, no importa. llegas tarde. ya resolví.
beso.

Carmelo Lattassa dijo...

Bueno, yo ando medio paranoico ultimamente, aunque cada vez mejor, es decir, no más paranoico, sino menos... Nico, solo te digo esto:

Quien no conoce el infierno no sabe la dimensión de Dios, quién no ha pecado no valorará lo que tiene en frente como el que no ha pasado hambre en algún momento no sabrá el valor de la buena comida...

Otra cosa es que en mi opinión la nuestra es la generación del desencanto, a nosotros, al menos a mi no, no nos tocó el dolar a 4,30, ni tuvimos oportunidades para becas, y vimos como cayó el muro y despertamos de un sueño alegorico a una realidad más esperanzadora que inmediatamente se escoño... lo que empezaron los hipies con sus porritos de marihuana lo continuamos nosotros sin ánimo de ruptura sino con arrechera... todos hnos habían traicionado... y lo peor es que quienes estaban en el poder seguían sin salir del siglo XVII... ellos querían a toda costa seguir siendo los mantuanos...

No, Nico, no soy malo, soy bien buena gente, y un buen hombre pero si quieres saberlo, pude serlo, pude ser un malote, tenía todas las papeletas solo que tomé otra desición...

Perdonen lo drmático pero me salió así...

Maga te quiero un montón amiga mia...