"sigue allí", me escribiste en mi correo electrónico.
y es cierto, no puedo darme de retirada ahora. sería demasiado fácil no decir. sería incluso hasta cobarde. sería demasiado convencional sólo informar "objetivamente" en el papel.
tengo odio. tengo dolor. como todo el país, ni más ni menos.
asesinaron a los hermanos Faddoul y al señor Rivas. A tres muchachos y al hombre que trabajaba como su conductor. A cuatro seres humanos con ideas, con sueños, con latidos, con familia, con deseos. los mataron cruelmente, coñodemadremente. Y uno dice en ese momento: que capturen a los asesinos, pero no sólo eso, que venga la Edad Media, la pena de muerte, que de verdad venga la tortura de la Inquisición, todas las siete plagas para los criminales. Pero uno se pone en el aquí y en el ahora, en el siglo XXI y en Venezuela, y la primera pregunta es ésa, si los buscarán, si los encontrarán, si hallarán a los verdaderos culpables. Y, coño, cuesta ser crédulo. Cuesta confiar.
hoy vi a la gente llorando, maldiciendo, hirviendo en las calles de toda Caracas por esos muchachos como si fueran sus hijos. hoy vi el odio y el miedo en la gente de este país. nuevamente. y con razón. vi a los chamitos de los liceos preguntándose ¿me pasará a mí? Vi a las mamás abrazando a sus niños y mirando con desconfianza a cualquiera. "Todos los venezolanos queremos guardaespaldas", gritó una señora plena de dolor.
y luego me entero. otro colega muere en el ejercicio de su profesión. Jorge Aguirre, reportero gráfico de El Mundo, un señor, uno de esos fotógrafos que siempre veíamos en todos lados, que siempre estaba allí, como todos, junto a la noticia. Que ejerció la noticia como modo de vida y fue tan valiente, tan reportero, que hizo hasta de su último momento una noticia: fotografió al que le disparó.
sólo quería este paréntesis. condenar la violencia, unirme a las voces que no quieren un país tan dañado. ¿cómo construirnos? ¿cómo reconstruirnos si dejamos de creer en todos, hasta en nosotros mismos? ¿cómo hacemos DELETE y volvemos a reescribirnos?
miércoles, abril 05, 2006
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11 comentarios:
Luis Carlos me decía hoy que la huída no era la opción. Yo le decía que desde el fondo de la arrechea y la impotencia que nos invade, no habrá motivos para huir. Nos quedamos denunciando tanta miseria humana así ello suponga que nuestros pechos reciban alguno de esos disparos absurdos y perdidos
Vergüenza, más que dolor, miedo, tristeza, indignación..., siento una enorme vergüenza.
No quiero sentir odio, eso me pondría al mismo nivel que ellos y no merece la pena. Me respeto lo suficiente como para no compararme con ellos.
Soberbia de mi parte, quizás..., también soy humano.
Me da tristeza oír noticias que antes sólo oía en mi país. Ahora encuentro noticias de secuestros, homicidios bárbaros y cosas de esas por varios lugares de latinoamérica. Dicen algunos que lo estamos exportando desde acá. No sé, es el poder corruptor del dinero fácil pero me duele como si fuera acá y me duele pensar que si fuera acá estaríamos pendientes del próximo partido de fútbol. Ya no nos duelen esas cosas y toca que duelan las del extranjero. Estamos mal...
hace unos meses escribí sobre la opción deshacer, esa flechita que tienen los programas de computador y que nosotros también deberíamos poseer. Me acordé por lo del DELETE y volver a escribir
Ya va "nos quedamos denunciando tanta miseria humana", pero ojo, también nos dejamos de prácticas miserables, también dejamos de ser un poquito corruptos nosotros mismos, un poquito cómplices, un poquito cabrones a veces (a mí me costará). Digo, aquí el peo es tanto con los uniformados (¿alguien vio el Sabor de la Vida? mi peli del año), decía, es tanto con los uniformados como con el hijodeputa que llevamos por dentro.
Claro Luis Carlos, denunciar implica autoreconocimiento y golpe de pecho si se hace responsablemente. A eso me referí. Por eso decía que de pronto nos tocará meterle el pecho a alguna de esas balas perdidas, que a lo mejor una de esas nos corresponde por hijoeputa. A matar ese hijoeputa que se nos marcó en la frente desde el día en que nacimos venezolanos.
No maga no podemos hacer delete, ojala pudieramos, ya hubiesemos borrados a tantos y tanto. No es momento de odio aunque se mezcle con la impotencia y estallen, es momento de tristeza y del alma. es de vivir y ayudar a vivir. la anticultura de la muerte nos invade, cómo podemos hacer delete??? Dime maga. No dejes perder tu magia.Un abrazo fuerte. Garcias por escribir.
Ya sabemos qué es. Qué fácil es echar mano de un teléfono y ordenar por unos miles de dólares, tal vez menos, un asesinato...
Yo cada vez tengo más odio, más rabia, más indignación, ya sabemos lo que no espera con ciertos malditos al rededor... nos traicionaron querida amiga, nos traicionaron... pero no debemos ser ´complices de esa gentuza solo porque estemos atrapados entre ellos y esos otros de la oposición...
Malditos sean, malditos todos esos que me preguntan cada medio minuto cuando voy a Venezuela y me preguntan por mi familia sin conocerme...
Yo me temo querida amiga, que algo muy malo va a pasar.
Estamos cosechando odios. Estamos quedandonos sin los mejores venezolanos. O se van o nos matan.. Y pienso en los que nos quedamos y les matan al padre? Al hermano, al esposo, al hijo, al de la esquina, a tu madre...
Que hay de ese venezolano de a pie que no esta seguro de llegar a su casa cada dia... ?
Jorge, Hermanos Faddoul, Rivas, Sindoni, los de Kennedy, la madre e hijas que acaban de secuestrar en Monagas..
POR DIOS, CUANTOS MAS??
excelente tu comentario y el de Manuel Gonzalez...estamos cosechando odio en un pais que hasta no hace mucho no habia ni diferencias de clase, ni raciales ni nada que se pareciera...un cordial saludo
Muy buena pregunta: Còmo reconstruirnos?? Còmo hacemos DELETE y volvemos a re-programarnos?
Yo creo que en nuestros corazones està esa intenciòn...RECONSTRUIR!! la cosa està en còmo hacerlo. Solo espero y deseo que podamos hacerlo, que cese la violencia, que volvamos a ser como antes.
Un gran saludo
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