domingo, agosto 14, 2005

I.estafas. II. murciélagos y cardones. III.Alice.

I. ESTAFAS
sí. hay muchos tipo de estafas.
estafas de esas de los estafadores que todos conocemos, los que te engañan, te trampean, te sacan "rial" y a los que generalmente no meten a la cárcel.
también están esas otras estafas: las del alma. Tampoco hay prisión.
y hay estafadores que insisten: no hay estafa. pruébamelo.
es difícil probar una estafa, y eso lo saben los estafadores. es fácil salirse del paquete, el estafador puede decir: esta persona me dio "rial" (o me dio alma) porque quiso, que yo no le puse ninguna pistola, que conste, que yo no obligué, que no actué por la fuerza. y es verdad. tiene toda la razón el estafador, hasta podíamos llegar a creer -bajo ese argumento- que la estafa no fue una estafa, sino un acto de generosidad extremo de parte del estafado, una donación, una contribución por el bien de la humanidad, o sea, del estafador.
o a lo mejor es el estafado el culpable en el fondo. se dejó estafar. bien pendejo.


II. murciélagos y cardones
estuve con quizás cien mil murciélagos en una cueva el sábado en la noche, en Paraguaná.
los murciélagos no tropiezan con nadie. tienen su propio radar. pueden estar miles a tu alrededor y tú pasando de lo más tranquilo entre ellos. ninguno te tocará. sentirás sus aleteos. pero ni te rozarán con la punta de sus alas. son delicados. son, en el fondo, mamíferos que quisieron imitar a las mariposas.
andan como en puntillas, sin tratar de cambiar el mundo. siguen el ritmo de sus ancestros. son chiquitos y parecen tan desgraciados. pero no, son todopoderosos. porque son los verdaderos creadores de su hábitat.
todos los miran feo, los pobres no son nada bellos, pero no le hacen daño a nadie. comen, cagan.
van a las cuevas a tener las crías. han germinado su bosque cerca, para garantizar su alimento. son buenos, son ecologistas, crean. los sentí en su humildad y en su sabiduría de animales que hacen tanto por la naturaleza pero que no andan presumiendo de ello, pasan desapercibidos y son marcados como enemigos. y resulta que los bichos son de lo más útiles. y nobles. hay, por ejemplo, un murciélago que adaptó su fisonomía para polinizar a la flor del cardón, y la flor también adaptó su fisonomía al murciélago. dos seres tan distintos y tan importantes el uno para el otro. nadie diría que existe una conjunción tal entre el animal y la planta. y sin embargo allí están, retroalimentándose, siendo uno parte de otro, necesitándose. imprescindibles. (pero además, como en secreto, como si en esa complicidad tan pura nos echaran en cara -pero calladitos, sin orgullo- que los seres humanos sí que somos destructores y complejos).
pienso, sí, en el murciélago y el cardón y en el valor de las cuevas donde nacen y cobijan a las crías.
y pienso en paraguaná. seca y caliente. siento su viento.
y después yo en la playa el domingo y unos maracuchos -barrigones y bebidos- diciéndome que me iban a coger por el simple hecho de estar sola en una playa.
mientras, los murciélagos, haciendo planeta Tierra.

III. Alice
Como Alice, creo que voy a irme a una misión humanitaria. Pero insisto, por allá por Africa. A ver si clausuro tanta egolatría de mi parte este último año. A ver si soy, un poco, murciélago y hago algo por el hábitat, por Dios, que parezco un garimpeiro violando un parque nacional. Quiero mi cueva con mis hijos. están de viaje. estoy sola. debe ser por eso que estoy tan triste. quiero mi sencilla cueva. la de siempre. sin tantos extravíos.
ah, y debo borrar el primero de los post que escribí en este país virtual. ya basta de protagonismos). insisto. estoy en una cueva con cientos de animales como yo. todos, en la noche, somos iguales. fuertes y vulnerables. eso es la vida. nos equivocan y nos equivocamos y nadie tiene la culpa de esa vaina.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por los murciélagos descubría qué frutas estaban más maduras (mandarinas, mangos, nísperos y guayabas) y era un ritual escoger uno de la mata y dejar otro para ellos. ¿Sabes? tienen una garra pequeña en su pulgar, con ella pueden encanchar alguna fruta y llevarla a otro sitio. Mi murciélago adoraba las guayabas. En ese entonces creía que era mío tan solo porque le tenía cariño. Así me apropiaba de las cosas hace años: una nube, una sonrisa, un viento fresco, alguna ola repentina o el aroma de una chica. Hoy quiero irme a una cueva... pero a Islandia, y es en serio.

Anónimo dijo...

...los murciélagos me recuerdan a Drácula..(uno de mis amores "imposibles")...las cuevas siempre son recovecos fascinates..pero irte al "Africa Ardiente" en una cruzada humanitaria????...NOOOO, tu misiòn está aquí en la Venezuela REAL y en el Ciberespacio..un besote y aprovecha que no están los chamos para "respirar" un poquillo

caribbeangirl@cantv.net dijo...

Lo que más me gusta de los murciélagos es que todos le temen y nadie se atreve a meterse con ellos, buscan su manera de protegerse sin hacerle daño a nadie...