No me fijé si era guapo. Nunca me he fijado, la verdad. Eso sí, el tipo echado a mi lado roncaba como un endemoniado. Permanecía rígido. No molestaba ni se movía de su sitio. Pero era un tipo que sonaba. Nariz de trombón. No me podía dormir. Pensaba mucho. En mí y en mis dificultades. En él. Y en él. Uno de ida, como quien no se va del todo, otro de venida, pero sin prender el motor del acelerador, ya creo que va en reversa. El y él, en sus propios rollos. Tan distintos entre ellos. Tan distintos a mí. El tipo seguía entorpeciendo el silencio con sus rugidos. Gruñidos. Rrrrrr. O algo así. No sé de onomatopeyas.
En realidad, no era un silencio lo que violentaba con su respiración de bufidos, sino que dejaba muy en segundo plano ese vaivén, con sus ruidos monosílabos, ssssshhhiiiiii, del aire acondicionado; ruuuuuuuuun, de la máquina, ringgggg de algún celular trasnochado a lo lejos. Y de vez en cuando una palabra aguda, pacatán, y quizás algún chillido, ay. Pero los ronquidos eran los grandes protagonistas. Puntuales, exactos, diríamos que hasta rítmicos. Rrrrr. No sólo porque eran fuertes sino que estaban en el primer plano de mi oreja derecha. En algún momento me acostumbré (una se acostumbra a las malas compañías) y sucumbí a un sueño pesado y a juro, y hasta los pensamientos se quedaron quietos. Y los zumbidos -aleteos de angelitos perversos- de él y él cerraron la puerta y me dejaron tranquila. Allí estaba -al lado de un desconocido- durmiendo, más sola que nunca (a pesar de los ronquidos, compañeros insistentes). Cuando desperté era de día. El sol siempre sabe colarse. El hombre se levantó y nunca supe si mi compañero de noche era guapo. El roncador sin rostro se bajó, antes que yo, del autobús.
lunes, julio 10, 2006
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8 comentarios:
A lo mejor Clive Owen ronca, y Sabina, sin duda ronca. Roncar es de todos, así como Venezuela es de todos. ¿Y a tí, te roncan los motores?
Pensé que vendrías, pero como no avisaste me fui a los San Fermines... ¿Qué tal estás?
ah, claro, fedo, a sabina si le dejo que me ronque, es más yo le ronco a èl...nada como los ronquidos amados
para el proximo viaje largo en autobus llevate un walkman. Saludos
Te ayudo con la onomatopeya del ronquido ersistente y ultra-molesto: hnrrrrrr, brrrrrr frrrrrr pst pst piffff prrrrrr, uhnrrrr, y se repite hasta que medio se levantan con cara de susto, un hilo de baba y vuelven con el letargo sueño y la percusión vocal arrítmica.
Un iPod para la próxima con unos earplugs y asunto resuelto.
guapo o no, si ronca...pregúntame
je,je,je,je,je
Caí, me resbalé y terminé de bruces en tu alfabeto revuelto.
Maga, roncar es como tomar cerveza, ocurre hasta en las mejores familias y hay quienes hasta se jactan de eso. Roncar también es chévere, yo espero aprender a roncar algún día.
Un día, tome un vagón del Metro, y cuando entré, todo el vagón, reía a carcajadas. Fuí entendiendo, cuando vi a un hombre de unos cincuenta años, roncar como nunca había visto. La gente se acercaba de los asientos más lejanos y reía al verlo, hasta llorar. Cuando el hombre daba sus momentos más intensos en el ronquido, la gente parece que entraba en trance. Y, yo, la desadaptada de siempre. Como de costumbre, me ha había entrado una "lástima" por aquel tipo. Derepente pensé que ese hombre era una persona conocida mía, que debía salvarlo a como de lugar.Parecía aquel mesonero de la pelicula "Charlie" el retrasado mental, al que se le habían caído unas cien de copas.... Y la gente reía desenfrenada. A mi lo que medió fue una desproporcionada lástima. Yo, que me río casi de todo. En la próxima estación, me bajé...
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