jueves, enero 31, 2008

niños grandes

esta mañana, no podía guardar el carro en el estacionamiento. La multitud de hombres se agolpaba en la entrada. Eran decenas de tipos, de 30, de 40, de 50, de 60, todos de sexo masculino, mirando algo que yo no podía ver seporque me tapaban. Estaban los de la panadería, los del abastos, los de la fotocopiadora. Toda esa gente seria que uno ve todos los días tras los mostradores. Era tal el nivel de concentración, de interés y de angustia en los hombres que no tuve menos que pensar que algo había pasado. Arrollaron a alguien, creí en principio. O chocaron. O un vehículo se incendió. O se desprendió el ascensor del estacionamiento. Era como para pensar lo peor, porque todos estaban boquiabiertos, atontados y callados. Pero nada me daba indicios de lo que pasaba. Nadie se percataba de mi presencia. Por fin, uno de los hombres se dio cuenta de que yo tenía la intención de estacionar. Entonces me dieron paso y vi el objeto del interés colectivo: Un carrito a control remoto de 8 0 10 centímetros que se desplazaba a toda velocidad dirigido a la distancia por su dueño y que tenía el poder de convertir a todos sus admiradores, de nuevo, en niños.

7 comentarios:

Verónica E. Díaz M. dijo...

jajjaja. Mi mamá de casi 60, se quiere comprar uno como el que le regaló a su nieto(mi sobrino) de 3. Dizque es antiestres

Saludos

Douglas Gómez Barrueta dijo...

Y como de niños no había sino Atari, pues ahora cambian los juguetes y son los carros, el celular, el blackberry, el ipod. Compiten con los amiguitos y tratan de demostrar que el suyo es mejor,o más caro, que no es lo mismo aunque tengan esa certeza.

La Gata Insomne dijo...

no deja de ser una bendición

besos

Anónimo dijo...

esa vuelta a la infancia me hace seguir viviendo. El día que sólo sea mayor me daré cuenta que ya todo está perdido. Me gustó mucho la historia, bien llevada, bien rematada..espero verte pronto..besosss

Ali G. dijo...

jajaja exelente.. creo que necesitamos entonces unos cuantos carritos a contro remoto mas en este planeta..a ver si nos contagiamos de infancia.. jaja
muy bueno
saludos

Jose Urriola dijo...

El otro día en Concresa pasaba algo muy similar... pero era con un helicoptero, hermosísimo y a escala, que volaba sobre las cabezas de la gente dentro del centro comercial. Algunos saltaban y aplaudían. Yo solamente salté. Es que era inevitable.

Unknown dijo...

Hay una vieja anécdota que creo que es de origen inglés:

¿En que se parece un juego para armar trenes a las tetas de una mujer?

En que ambos fueron diseñados para los niños, pero son los hombres quienes más los disfrutan.