miércoles, diciembre 28, 2005

los inocentes

¿Ese era el tren? Preguntan y ni ven el boleto. Se montan en el vagón equivocado, rumbo a ninguna parte. Le creen al primer bromista que les asegura que ese asiento, de madera y estortillado, es el que tienen asignado, cuando ellos compraron primera clase. La madera en su dureza, asegura el bromista, es buena para la espalda. Los inocentes se sientan, orgullosos de su decisión de haber adquirido el billete más caro. Aunque llegan adoloridos y con el culo plano a ese paisaje que no los esperaba.
Los inocentes ni ven en qué ferrocarril se suben, creen quizás que todos los trenes del mundo llevan el mismo rumbo. Son locomotoras, piensan, tienen el deber de llevarnos. No dudan. No dudan nunca. Los inocentes, sin cuestionamientos, son inocentes.
Les caen a coba, se caen ellos mismos a coba, facilito. Son hasta capaces de asegurar que en realidad sí querían ir en ese tren a ese país que no querían ni ver. Recalcan que quizás en el fondo de su corazón, aunque no lo sabían hasta ese momento, sí deseaban ir donde ese falso ferrocarril los lleva sin maletas, sin hotel, sin deseos.
Y en cuanto a tropezar con la misma piedra, los inocentes nunca se enterarán. ¿Cómo diferenciar a una piedra de otra piedra? Los inocentes se lo creen al pie de la letra: No, si no es la misma piedra, puedes seguir golpeándote. Anda, qué es otro moretón más para un cuerpo lleno de roturas. En realidad tienen mucha suerte los inocentes: por desconocer que se han tropezado dos veces con la misma piedra, pues nunca se tropiezan dos veces con ella. ¿Perdón, nos conocemos, piedra?

Felicidades en su día. Inocentes.
Yo, a veces lo soy. A veces es mejor serlo -cuando uno se encuentra piedras en el camino, por ejemplo-. Pero no lo soy completa: soy una inocente que se sabe inocente. Y los verdaderos inocentes nunca saben que lo son (o lo saben demasiado tarde). No, no soy inocente.

6 comentarios:

Fedosy Santaella dijo...

Me declaro culpable hasta que se demuestre mi absoluta inocencia.

Res non verba!!!!!!

Mire dijo...

no, martha...los despistados se confunden ellos mismos...los inocentes creen...y los confunden

Regina Falange dijo...

De acuerdo con Martha Beatriz.

Agregaría que en todo caso, la inocencia es resistirse a perder esa capacidad de asombro. La inocencia es esa parte infantil que nos invita a crear y colaborar diabluras sin pesos, sin responsabilidades, sin esa carga que impone la deseada y luego pesada condición adulta.

Sólo que hay que medirla y saber drenarla. Por ahí hay mucho corazón inocente que termina rasgando más que los intencionados.

Besos Maga!

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" dijo...

Amiga Maga:

Tú crees que convivir con Quack, Ganso, Brummel, Guao y un largo etcétera no es de inocentes?
Eso sin contar mi pareja, claro está.

Entonces, me pregunto, soy inocente o estoy to'güelto loco?

Todo lo mejor para Usted y SIEMPRE!!!

Fedosy Santaella dijo...

El texto de Alana me derritió el corazón.
Saludos.

Mire dijo...

y a miiiiiiiiiiii