martes, junio 27, 2006

periodistas

es una enfermedad. el mal de la noticia. las ganas de decir. es una tara -mírate en un espejo, tantos años-. una maldición que se te mete en el cuerpo. un virus que te obliga a permanecer ante la computadora hablando de otros. dijo, señaló, declaró, informó, finalizó. un error genético que te pone a perseguir informaciones en vez de crear mundos o entrelazar metáforas. una discapacidad de salir a ganarte un mejor sueldo -porque ganas malísimo-. una desviación que te estrella en esa horrible redacción. y te alimentas de cochino, mucho cochino a diario -y lo odias-, y metes y te meten tubazos, y te resignas ante los caliches, y te salen rayos, porque siempre hay rayos. y claro, sobrevives matando tigres, porque qué más -lo del sueldo, en verdad, da pena ajena-. y vives corriendo y con la cabeza en mil partes, pero allí sigue el centro, aunque ya no seas la de antes. pero amas a tu gente, la admiras, porque sabes que estás entre las mejores personas del mundo, y que son, han sido todo estos años, de algún modo, tu familia.
no, esa enfermedad no tiene cura. ni vacuna (si entras en una redacción eres hombre muerto).

6 comentarios:

Regina Falange dijo...

Felicidad maga

De una equivocada seudoperiodista

Lo mejor para tí en este agridulce oficio!

Color dorado

Anónimo dijo...

Supongo que una redacción es como una especie de inframundo particular.

El único donde los cochinos se alimentan del exquisito idioma castellano y que se matan, por el contrario, dando muestras de las ineficiencias del lenguaje. Es un territorio donde también se montan ollas pero no son alimenticias, insípidas o familiares, son, en su mejor definición, una forma de llenar espacio. Y los oscuros silencios sólo se dan en los amaneceres de guardia, y las vistas se reducen a tabiques y fotos impresas en papel blanco y negro, y las risas se musicalizan con tecleos y aún así, sigo creyendo que todos esos seres parecen felices de estar frente a sus pantallas con la obligación permanente de llenar vacíos propios y ajenos.

Pero cuando logro desprender las dudas y sentarme a pensar en las redacciones y sus azares, siempre termino pensando que los periodistas no son enfermos que tratan su problema o que quieren la cura. Al revés, son sanos que asistieron a los experimentos de algún otro contagiado y por voluntad propia, fueron a llenarse de las bacterias de la fugacidad, de los virus de las emociones y de las desgracias de los otros en algún acto falso de solidaridad social que les hizo olvidar sus verdaderos malestares genéticos…

Feliz día!!! (No son muchos los que sienten admiración por sus locos compañeros de enfermedad, eso es todo un privilegio)

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" dijo...

Y es también crear mundos con las puntas de los dedos.
y es salir corriendo en busqueda de quién sabe qué.

Es un tantas cosas.

Todo lo mejor para ti.

PS: Yo me quedé en el aparato, aún lo lamento.

EBE dijo...

Un beso..,y un par de abrazos, también.

Anónimo dijo...

Despues de Karl Krauss...

Repsol

Carmelo Lattassa dijo...

Pana, y que lo digas. Llevo tantas heridas de guerra que no me aguanto. Así voy pues pensando que es mejor dejar el periodismo aunque no sepa como.