sábado, enero 19, 2008

Adriano

Nunca había visto a un profesor llorar en clase. Hablabas de Juan Rulfo, recuerdo, y al comentar su obra te salieron gordos lagrimones.
Cuando leí País Portátil entendí que tu sensibilidad y tu talento estaban también en tu escritura, en esa novela grande que debería ser lectura obligatoria para mirar el país.
No todos los alumnos entendían tu pasión al hablar de Lezama Lima, de Borges, de Cortázar. Tú lo sabías. Algunos habían tomado esa materia electiva sólo para tener los tres créditos necesarios para completar el semestre. Entonces cuando entrabas a ese salón feo de la escuela de Comunicación Social de la UCV apuntabas con el dedo y de veinte estudiantes escogías a dos, tres, cuatro. "Sólo a estos les doy la clase".
Siempre me apuntaste con tu dedo.
Creo que también era de las que lloraba en clase. Y me he aguantado los mocos para no ser ahora de las que lloran dando clase.
Para alguna tarea, hice un cuento.
Un día alguien llamó a mi casa. Una voz de hombre se detuvo a narrar durante hora y media aquel relato mío de unos niños y una casa abandonada y un escarceo sexual torpe. Pensé que era alguno de mis amigos que había leido lo que yo había escrito y le había gustado. Luego esa voz, tu voz, dijo generosas palabras sobre mi intento narrativo. Recuerdo que me dijiste que era la primera vez que la palabra totona se registraba en un cuento. Me hiciste bien. De algún modo, en esos veinte años míos tan inseguros, me nombraste escritora. Y aunque no he sido consecuente con mi nombramiento oficial, sé que es mi deuda. Y es mi gran error interrumpirla, posponerla.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Se le extrañará horrores, Maga querida.

En mi blog, y a mi modo, tal vez menos literario y más canalla, también una despedida...

besitos

Douglas Gómez Barrueta dijo...

Quizás el nombramiento no ha sido interrumpido, ni pospuesto. Adriano fue criticado muchas veces por el tiempo que pasó entre la gran novela que es País Portátil y sus injustamente subestimadas Viejo y Viento Blanco. También a Rulfo algunos lo vituperaron por escribir "solamente" una novela. Quizás has sido más consecuente de lo que te imaginas Maga. ¿Deuda? La que tenemos nosotros con Adriano y que saldaremos leyéndolo.

Luis Petit dijo...

Hola maga esta es mi primera vez en el país de los equivocados, y me gustó, estaré mas seguido por aquí, saludos

Zinnia dijo...

Ahora soy yo la de los lagrimones. Una pérdida muy grande. Gracias por ese último texto de parejas, suscribo cada palabra

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" dijo...

La vida nos regala canutos de colores, de esos brillantotes, de esos que con otros, otros, otros, nos llena de vida de, eso, de colores, de brillos, de sonrisas y, por qué no, de lágrimas.
Adriano es uno de esos canutos grandotototototototes y déle gracias a la vida por haberse maravillado por sus colores, por su brillo.

Todo lo mejor para ti.