lunes, septiembre 19, 2005

chavezman o calcetínconrombosman o el chapulín

Como Romrod también veo Bob Esponja. Tengo chamos. Es excusa. En realidad lo veo por surrealista y volado. Es mi héroe.
En Nickelodeon -creo, nunca me sé los canales bien- también pasan 31 minutos, un programa chileno que me parece el mejor ejemplo de la creatividad y chispa y locura latinoamericanas. Es un noticiero infantil hecho por títeres mamarros, escoñetaitos, construidos con restos de medias, de barbies despeinadas, de pelotas de tennis con ojos, de globos pintarrajeados, es decir, algo así como si usted se pone con sus carajitos y todo el mierdero que tienen en sus cuartos a hacer un video casero. El guión es genial y usted no para de reir, se lo aseguro. En uno de los episodios que me gustan uno de los periodistas-títeres (no, no es ironía) se lanza a hacer un reportaje sobre la ruta de la caca, es decir, desde la poceta hasta el infinito y más allá. En otro episodio el periodista entrevista a un fotógrafo que, al estilo de ese fotógrafo -no me acuerdo el nombre- que fotografía masas humanas desnudas, saca fotos a títeres desnudos. ¿y saben que son los títeres desnudos? manos, miles de manos. Obvio. Obvio y hermoso a la vez.
En ese programa está otro de mis héroes: calcetínconrombosman. Se trata de una media de cuadritos que va por ahí por el mundo salvando gente (medias, en realidad) en apuros, para, al final de cada episodio, hablar de uno de los derechos del niño.
Y recordé al chapulín colorado, héroe precisamente por antihéroe, por sus torpezas (uy, si hablo de las mías, se queda corto), y recordé a Tintín que no me gustaba tanto como el capitán Haddock, real héroe para mí por torpe y equivocado y comeflor. Y recordé al tipo que escribía como Cortázar cuando yo estaba comenzando la universidad y que ahora no sé qué hace (pero ya no escribe como Cortázar). Y a mi héroe guerrillero, este sí real héroe pero inalcanzable hombre. Y recordé a Los Cinco, mis héroes literarios de la infancia. Y recordé el heróico matrimonio de unos amigos míos que llevan desde los 14 años juntos. Y a aquel violinista de la Orquesta Simón Bolívar al que le dejaba noticas en el carro. Y a Cantinflas también, por qué no. Y a Chaplin. Y a Tarantino. Y al protagonista de París Texas. Y a la protagonista de Perdidos en Tokio. Y a mis amigos del centro de Ciencias. Y qué mezclote. Aunque todos sean héroes y algunos antihéroes, además que ese no era el tema. En realidad, ud. debe leer hasta el Chapulín, lo otro está de más. Ahora siga al próximo párrafo.
Y todo esto por qué y qué tiene que ver con el título. Pues que escuché a Chávez en su discurso en las Naciones Unidas y, si de antemano reconozco que me pareció largo, que dijo cosas que no debió decir y que metió esas cifras sobre analfabetismo que a mí no me terminan de cuadrar y que me parecen que anulan toda seriedad a sus frases, me reivindicó con algo que quizás tres cuartas partes de la humanidad queremos decir: que la ONU no sirve para nada, que es un organismo de protocolo, que suena a reunión de señoras que van a tomar el té. Eso, que haya dicho de frente, con su irreverencia de político tercermundista, pero con su investidura de presidente, así, miren, mijitos, no sirven para nada, me entró un fresquito y por un momento él fue calcetínconrombosman, chavezman (aunque creo que ese término lo escuché en alguna parte), aunque después, bueno, vino con las cifras de misiones -repito-, localismos que estaban de más ante el rollo que es la ONU, pero además que le quitan de algún modo seriedad porque aún en el propio país no está claro ni el alcance de esos programas y, mucho menos, sus reales logros, que bastantes costuras se le han salido a ese traje.
De todos modos, Chávez fue mi héroe de 5 minutos, como suelen ser algunos de mis héroes, porque aunque dijo una verdad de perogrullo -que la ONU no sirve- es una verdad que nadie dice en voz alta y menos en esa, su casa, una verdad de la que el mundo es cómplice de una manera casi burda, cómplices por indiferentes, cómplices además por acostumbrarnos a que la vaina es así y no se cambia, así como el que tiene en su casa a un abuelo enfermo y se habla bajito para que él no se entere que está enfermo, así como el que tiene un hermano adicto y se hace el loco y hasta perfuma con aerosol para que el vecino no huela la droga, como si así el hermano fuese menos adicto si no lo saben los demás. sí, nos acostumbramos a una Onu que hace tratados que luego casi ningún país -empezando por Estados UNidos- firma, nos acostumbramos a una Onu que justifica muchos de sus silencios con excusas que nadie cree, una Onu de adorno y que se ve bonita como zarcillo del mundo.
y me sentí que era yo -y era de algún modo calcetínconrombosman-, en mi humildad de alguien que no tiene rango, cuando hace años, en un evento internacional de uno de esos organismos de la ONU, salgo a preguntar -al final del encuentro y cuando me dieron un turno- que entonces, después de 5 días de discusiones sobre la infancia -y después de ver a varias delegadas con unas bellas pamelas compradas en el mercado local- qué se iba a hacer, porque yo sentía que simplemente la reunión había sido un ejercicio más de diplomacia, es decir, hablar sin actuar. Hubo malas caras, hubo respuestas vacías, hubo después la complicidad de un funcionario que me dijo bravo, hiciste bien en decir eso, todos hablaban de la venezolana. No hubo más nada. Siento que esas reuniones de organismos internacionales terminan siendo muy buenas para adquirir souvenirs -los reconoces en el aeropuerto, con collares de piedras al cuello y algún pájaro de madera envuelto en papel periódico- o para usar esos champucitos de hotel cinco estrellas o para dejarse enamorar por el acento de aquel funcionario colombiano, por la figura de aquella delegada brasileña, por la presencia de aquel gigantón alemán.
En fin, me gustó -como a muchos- el chavezman que le hizo fuchi a la Onu, aunque su gesto tampoco sirva de nada -Carmelo me dice que, por ejemplo, en España, ningun periódico reseñó sus palabras- y no sea más que la pataleta de un latinoamericano, un gesto como los del chapulín, de héroe gracioso al que no hay que tomarse muy en serio.

8 comentarios:

romrod dijo...

tuve que leerlo varias veces para asegurarme que no estabas comparando a Bob con el nuestro señor de los arrebatos, mira que en lo de Bob Esponja soy radical... jejeje, estoy completamente de acuerdo contigo, besos!

Anónimo dijo...

Que tal te pareció el discurso del Bronx, donde ofrecio barrio adentro para los pobres, limpiar el rio Hudson, autobuses para la escuela de los carajitos pobres y poner unas gasolineras alli messsssmo para venderle gasolina barata.....
Ese si es Chavezman..... y aqui todo bien gracias, será que no hay pobres....... y el Guaire, y los carajtos venezolanos que van a la escuela a pie ya que ninguna escuela publica tiene transporte

Mire dijo...

claro, anónimo, yo soy la primera en criticar sobre todo la corrupción y la falta de algunas politicas.

Regina Falange dijo...

Maga, comparto perfectamente tu opinión. Sobre todo porque encierra una verdad del tamaño de una Catedral: hasta los Chávez con sus deslices y cifras para nada representativas tienen sus cinco minutos de gloria. Creo que el asunto radica en eso de decir verdades, que le hace tanta falta al mundo aunque sea por breves nanosegundos. Ese Chávez que todos sabemos que vive caminando sobre mantequilla con aceite se atrevió a decirle a los dueños de la fiesta que la música estaba mala, la comida piche y que las invitadas eran feas. Y se los dijo en la propia fiesta, en pleno brindis con vino añejado. Aunque no lo creas, tuve la misma sensación que a tí te abarcó.

Sobre todo, y hago especial énfasis en esto, porque el mérito radica en soplar verdades. Que en todas las dimensiones del mundo deberían prevalecer. Tal vez el mundo no sea más justo así, pero cada pasito en ese camino nos acercaría más a eso que seguimos esperando los que aún idealizamos.

Un abrazo

Carmelo Lattassa dijo...

Bueno, sí, en su momento lo reseñó El Mundo, y al día siguiente, o sea, el siguiente del siguiente, lo reseñó El País. En la televisión fue gracioso el tema, porque hablaron de las exposiciones, las declaraciones de intenciones, De Zapatero por supuesto, y en una breve pausa, en un microgesto, el locutor dijo textualmente: Y entonces llegó Chávez... para poner a continuación sus declaraciones más sonadas. Salvo El País, los que sí hablaron del tema lo pusieron junto a Fidel, como los toca pelotas del asunto, pero al mismo tiempo acusándolos de demagogos...


No diré mi opinión al respecto, en loor de la neutralidad periodística, pero sí es cierto que me gustó su intervención en los mismos aspectos que a ti... Pero me pregunto: Acabamos con la ONU, la refundamos, le damos poder al secretario general y se constituya de qué manera... ¿según el modelo venezolano?

Creo en ese sentido que Zapatero, quien cada vez me gusta más, y a quien admiro más como político en términos globales, ha dado en el clavo con esa magnífica propuesta del diálogo entre culturas... a lo mejor la ONU como canal propulsado por buenas voluntades, sí es útil... Y por favor, los re pajuos de siempre, ahora no vengan a acusarme de que no quiero a mi país, que como bien saben se llama VENEZUELA.

Carmelo Lattassa dijo...

Por cierto, en general, el político peor valorado fue Bush...
Y de Chávez se dice que dijo lo que en el fondo mucha gente piensa...

jose montalvo dijo...

estoy de acuerdo contigo, maga, en cuanto al papel de la ONU...en realidad es un papel higiénico...pero en el fondo la ONU nos importa tres pepinos a todos...lo que importa es lo que vive uno cada día en este país y el rumbo que parece que estamos tomando. Saludos!

Anónimo dijo...

De acuerdo con José, me parece que debemos VERRRRRR lo que sucede en Venezuela, despues la ONU y todo el globo y el Sol y las estrellas y todo lo demas.
Venezuela huele mal, huele muy mal.