Parafraseo a Thomas de Quincey, pero no es el asesinato, como dice èl, es el sexo, el sexo como una de las bellas artes. o quizàs es que el sexo tambièn es una forma de asesinato. no, es que "lo es todo" como dice uno de los compañeros de Kinsey en la pelìcula. pero sì, el sexo, y quien me lo niega, es una de las bellas artes, y quizàs la que contiene a todas las demàs, la pureza, la simpleza, la verdad, la magia de los cuerpos en contacto, pero los cuerpos que se desean, por supuesto, que no cualquier sexo es bella arte, que a veces hay sexos que son màs bien tristes, porque faltan algo asì como las ganas y uno se empeña, a ver, vamos a buscarle las estrellas, pero no, no hay, y uno lo constata màs aùn cuando ha tenido la oportunidad de sentir el sexo como una de las bellas artes. las ganas quizàs son las musas de ese arte magnìfico del que muchos se vanaglorian, pero pocos en realidad conjugan.
no creo en DIos, y que me perdone Dios, creo en la sexualidad, mi musa, aunque no escriba cuentos pornos ni poesìa eròtica, sino casi casi todo lo contrario.
(estoy en un cybercafè donde se cae internet, 5 minutos, siempre ando batiendo record. y sì, tengo que escribir sobre sabina y tambièn sobre una canciòn de mi infancia: "amapolas y paticos")
sábado, septiembre 24, 2005
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2 comentarios:
Siempre he pensado que todos somos un instrumento musical, digamos un piano.
El sonido que se pueda sacar de él, depende del intérprete, su sensibilidad y la melodía.
Para mí, hacer el amor, hacer el sexo, es danzar sobre la piel del otro. Pocas veces lo he logrado, a veces el piano está desafinado y por más que el intérprete ponga empeño, la magia no se presenta. Pero si sucede la magia, el embrujo, el justo momento…, levitamos, nos evaporamos y el tiempo se detiene, o en el mejor de los casos, somos dueños y señores del universo.
Todo lo mejor para ti.
Bueno, bueno, sí... Ahí está el Kama de cama, sutra... quien no quiere morir inundado de sexo, saciado de sexo... harto de sexo...
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