jueves, marzo 16, 2006

los hermanos chang

Estos chinos se las traen. A pesar de la discriminación por parte de Veneblogs que los borró de su lista simplemente porque intentaban promocionarse "más de la cuenta", los Hermanos Chang están ganando terreno en la red y lectores. Este par de chinos, hartos de motores, cauchos y bujías, decidieron ponerle freno al negocio y arrancarse en una de patrocinadores literarios. Patrocinadores sin fines de lucro, como todo aquel que se mete en el mundo de las palabras -menos la Rowling, la multimillonaria-. En fin, como parte interesada en que esta revista virtual tenga más público, porque gracias a estos chinos gente muy cercana a mí publicó algún texto oculto antes bajo seudónimo, pues aprovecho mi espacio para decirle a los miembros de este club de equivocados: No se equivoquen, lean a los hermanos Chang, me lo agradecerán http://hermanoschang.blogspot.com

7 comentarios:

Los hermanos Chang dijo...

Hermoso gesto, muchas gracias.

jose montalvo dijo...

excelente blog...gracias por el dato

EBE dijo...

Ya lo visité maga..interesante propuesta

Anónimo dijo...

Yo quielo sel un plimo chang.

En serio, cuando sea chiquito quiero ser como ellos.

Anónimo dijo...

Hola Maga,
No entiendo el cuento de los Chang. Soy nueva en esta red. Podrias explicarmelo?

Victorian Spinster

Mire dijo...

seguro los conoces, son ciudadanos de la red, hechos de bits y de palabras, como tú, victorian, como tú, y también como yo.
muchos saludos, desde ésta, mi ciudad, desde éste, mi café

Mire dijo...

ay, monseñor, yo los veía más bien muy sensatos ellos, inmiscuidos en la caja de arranque, cirujanos que tienen -se están fumando un cigarro- en terapia intensiva al motor, tipos de esos, pues, que les cobran más a las carajas porque ellas saben menos de máquinas. yo los veía así, monseñor, un par de tipos que un día aburridos en el taller mecánico vieron que llegaban a una edad honorable y tenían que ser magnánimos. Al revisar a quien dejar herencia, entre varios asilos de ancianos y tres o cuatro orfanatorios, decidieron patrocinar con su seria figura a un par de jodedores. Hicieron bien: se ahorraron en medicamentos y pañales. Y están quedando como generosos mecenas, porque aquí en Venezuela no hay nada que dé más estatus, monseñor y lo sabe, que pertenecer al mundo cultural, aunque sea de refilón o de ñapita.