Te puedo asegurar que no soy Edith. Ayer la conocí, Fedosy. Existe. Tiene rostro y es hermoso. Es de carne y hueso. Es real. De verdaíta.
Nos encontramos en el sitio de siempre, ya sabes, la dulcería zanahoria de Chacao -no me patrocina, insisto-. Edith estaba sola y leía. Era la única en todo el local que leía. Evidentemente era Edith, Fedosy, evidentemente era ella. Y no fuiste a conocerla. Por lo tanto no te pude presentar a Edith, Fedosy, no pude. Y te quedarás con esa duda de que soy yo. Y no lo soy. Yo no soy poeta, Fedosy. Te lo he repetido hasta el cansancio. Y ella sí, ella sí lo es.
Yo me senté al lado de Edith así tranquilaza, como si llevara conociéndola años. Y empecé atropelladamente a hablarle de mi cotidianidad, de mis cosas, de esta semana por ejemplo, esta semana loca, o de lo hermoso de un dios que estuvo de paso por Cartagena de Indias. Ella me ratificó que era un dios. Y sentí alivio. Así que era como si Edith y yo hubiésemos estudiado juntas desde preescolar, Fedosy, nos hubieras visto, conversando de conocidos y desconocidos y de amores y de desamores. Y no estabas allí para vernos como viejas amigas. Para encompincharte tú también. Porque te ibas a encompinchar segurito.
Pero yo no le pedí permiso a Edith para escribir sobre ella, así que lo dejo hasta aquí, pero tenía que decirte, Fedosy, que te perdiste de hablar con una mujer inteligente e irónica. Te perdiste de hablar con una poeta. Pero bueno, lo de poeta ya lo sabíamos. Ya la habíamos leído boquiabiertos.
No, Fedosy, no soy Edith. No me sé desdoblar. Aunque ella estaba contenta con eso: que siga creyendo que eres tú, me dijo riendo. Así que no se vale, para la próxima vienes.
miércoles, marzo 08, 2006
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9 comentarios:
Enhorabuena por Edith, por tí y por esa dulcería...
Por cierto, debería haber otra tanda de equivocados, así el Fedo comprueba con sus ojos de poeta que mira a otra poeta que no eres tú (que también eres poeta)
Saludos dorados maga
Cónchale!!!!!
Querida maga, sabes que mi pequeño diablito Santaella está malito, y lamentablemente, falté al encuentro. No obstante, juro sobre el Necronomicón, que ganas no me faltaban de asistir a tan dulce encuentro.
De todos modos, mientras no conozca a Edith, una parte de mí, sigue pensando en que podrías ser ella.
Besos.
Espero, alguna vez, conocer la cafetería en la cual ya debes -como mínimo- tener unas cuantas acciones.
Todo lo mejor para ti
querida maga.
sí que estuvo agradable ese encuentro!.cómo no hablar con tanta cercanía a alguien que se muestra de un modo tan honesto y que me ha conmovido cada vez con sus textos. te lo dije,soy una fanática de tus letras desde "el tiempo de estar vivos".
me conocerás en el próximo encuentro Fedosy, me sumo a la propuesta de Regina.
por cierto maga, no te dije, tú tampoco conociste a Edith. por alguna retorcida razón que ya desentrañé con mi psicoanalista, Edith es el nombre de mi madre...
cosas de heterónimos, de esa otra identidad, a fin de cuentas,la de las palabras desnudándonos.
Iré. iré a Venezuela, a vacilarmelo todo... Mireya, tu serás mi guía...
si, carmelo, con gusto te los presento a todos y a todas!!!!!
Quien es quien?
O quien somos para los otros?
Seremos quienes pensamos?
Y si ese que está lejos nos inventa una personalidad y, persiste en sostenerla más allá de nuestro DNI exhibido... No habría que conformarse y permitirle la metáfora o metonimia.
Todo sea en nombre de la poesía.
Saludos
Yuppy, viene Carmelo! y con el Hechicero será una fiesta de postín
Ah, no........... yo he estado otras tardes por ese mismo rincón. Y mala casualidad, no me las he tropezado.
Ni soy poeta,
ni escritor,
a lo sumo un lector del montón,
que se anota al próximo merendón.
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