lunes, octubre 09, 2006

mal de luna

Mi hijo escucha "Hijo de la Luna" de Mecano.
Mi hija y yo amamos la Luna. Ella se preguntaba en estos días por qué la gente no va por la calle en la noche, boquiabierta, asombrándose de la belleza del satélite. "Gente ciega", asegura.
--Está más grande que nunca, mamá-- me dice el miércoles, cuando regresábamos juntas de la UCV.
Hoy hemos amanecido enfermos los tres. El no fue al colegio. Yo no fui al trabajo. Sólo ella asistió a clases, pues su dolor se manifestó más tarde.
¿Mal de Luna? Me pregunto. Y me respondo que no. Que la Luna no es capaz de intoxicarnos. Sólo los productos del hombre joden, no la Luna.
(Las botas, por ejemplo, dañan los pies. Y las consciencias.
Los uniformes anulan. Ah, pero también anula la mediocridad. Sorry, ése es otro tema, digamos que simplemente le estamos dando continuidad a aquel otro post, tan discutido)
Me preparo una manzanilla. Me pregunto por qué no tengo alas. Por qué no llego a la Luna.
Alguien me pregunta que qué tal, que si coroné (o algo así) cuando sabe de una salida mía por estos reinos nocturnos, y yo le respondo que mira, que no me interesa, que tampoco en la vida privada me gusta apelar al "peor es nada".
En la vida privada prefiero la nada.
En la nada siempre hay la posibilidad de fantasear con un espacio. De crear arquitectura virtual. Edificios que son palabras.
A lo mejor sí tengo mal de luna. A lo mejor es eso.

3 comentarios:

Unknown dijo...

A mi por estos tiempos me ha dado el mal de luna...es por eso que me decidi por la nada...

Y no resulta facil, parece que uno se acostumbrara a lo peor..como si se lo mereciera...bahhh...

Por ello al igual que tu y tu niña miro a la luna y sigo fantaseando :)

Regina Falange dijo...

Sólo te puedo decir que hoy llovió. Desenfrenadamente. Cordonazo de San Francisco le llaman. De un coñazo, se le restaron a una las ganas con esa lluvia. De un coñazo y empezando la semana, toparse con las gotas que llueven más gruesas desde ciertas perspectivas fue una piedra en el zapato. Y entonces, como a las 7:40 se hizo el milagro. Y una luna redonda y traviesa se coló entre las nubes para decir presente. Como para que todos los males de la semana incipiente se quedasen colgados de esa luna. Como para olvidarse hasta de uno mismo. Sólo con mirarla.

La veo y no me parece una mala luna. Me parece que es más fiel que novia fea, la pobre. Ahí, brillando sin brillo y siendo la compañía de tantos solitarios de la lluvia.

Mírala bien que es dadivosa. Tiene un manto de secretos para todos. Y personalizados. Te dará las palabras con la que llenaras esa nada, que a lo mejor termina siendo nada pero brillante, con ese rayo de luna que todo lo puede.

Feliz semana y un abrazo lunado

Ophir Alviárez dijo...

Esa mágica luna de aquí o de allá da para todo. Yo prefiero creer que los males son nuestros y no de ella aunque quizás, a más de uno, nos pase como a las mareas.

Qué te mejores,

OA