No soy una chef y por años odié cocinar. Ahora a veces me esmero, sobre todo cuando quiero agasajar a los que amo. Eso sí, desde que mis hijos son chiquitos les hago una torta, que nació con el nombre de mi hijo varón, pero bueno, ahora también tengo a mi niña y la receta -muy sencilla, lo sé, nada de cocina fusión- es para los dos. Es la torta que hago en sus cumpleaños (con adornos de pepitas de colores y chocolate) o simplemente tipo ponqué -como ayer (ya es lunes)- para comer una tarde de domingo y agasajar al ahijado que cumplió días antes, cuando no estábamos en Caracas.
Hoy, pues, me dio por hacer mi blog gastronómico y compartir mi receta, con los toques especiales que hacen de mi torta la "más rica del mundo", a decir de mis hijos, expertos degustadores de dulces de la Danubio, que no es poco decir.
Bueno, empecemos
TORTA DE MIS HIJOS
Ingredientes
200 gramos de azúcar negra
2o0 gramos de mantequilla
3 huevos
400 gramos de harina leudante
medio vaso de leche (aromatizado con vainilla, si es de su gusto, también sirven la lluvia de chocolate, también sirve nada)
Jaja, vieron, no es nada del otro mundo. Si me lee algún chef, debe sentirme analfabeta alimenticia, algo así como si a un gran poeta le transcribiera "mi mamá me mima".
MOdo de realización (he allí el "toque")
Toma un bol y, en mi caso, dos hijos. Es imprescindible que la torta se haga a cuantas manos maternales, infantiles, juveniles, paternales, abuelares, tiales, primales, amantales, haya en su casa. Coloca la mantequilla blandita y el azúcar y con una cucharada de madera empieza a dar vueltas hacia un solo lado (¿muy elemental? se reirá de mí Sumito, con mi explicación). A mi entender es preciso hacer la torta manualmente, que con la batidora nunca quedará igual, le faltará el toque que da su torpe mano de madre que no es supercocinera, como es mi caso, y además, como también es mi caso, las siempre dulces manos de mis dos hijos: las de la niña delgadísimas y delicadas, las del varón grandes, manos de hombre ya, pero de un hombre muy noble. Es decir, es necesaria la combinación de al menos dos manos pertenecientes a dos cuerpos distintos (ritmos, presiones, modos de agarrar la cuchara diferentes). Cuando estén bien unidos azúcar y mantequilla, coloque los huevos uno a uno. Si tiene hijos ellos querrán partir los huevos con la consecuencia de que, en las primeras tortas, siempre se colará alguna cáscara, pero repito, sin ellos el proceso jamás será igual. Una vez unidos los huevos, empiece a añadir la harina y la leche, un poquito de cada una, para que todo quede bien mezclado en el bol. En esta parte del proceso quizás alguno de sus hijos la abandone alegando que se le cansó la mano, seamos sinceros. Coloque la masa en un recipiente de metal, enmantequillado y con harina (obvio, ¿qué le pasa a ésta?, preguntará Sumito) y colóquelo no sé a cuántos grados porque a mi horno se le borraron los números, pero usted revisa de cuando en cuando para que la torta no se queme y le mete un cuchillo para verificar que tampoco quede cruda (ya sé, hay que volver a imaginar la cara de Sumito ante mi explicación). Mientras, lo más importante de la receta, agarrar el bol y la cuchara de madera y con todos los ayudantes de chef -hasta los que a última hora "arrugaron"- lamer toda la masa restante, esa mezcla dulzona y sin hacer. Luego, cuando la torta salga, la adorna como quiera: dandis, maní, piruli, ovomaltina, nucita, leche condensada usted ve qué encuentra en su despensa (bueno, obvie la mayonesa, la salsa inglesa, el ajo molido, mal chiste). Lo otro es buscar un par de muñequitos de sus hijos (de esos que siempre están regados en los cuartos) y ponerlos allí, presidiendo el decorado, para que la torta tenga esa pinta especial e inolvidable.
Luego a comer (advertir a los invitados que los muñequitos no se comen y que son propiedad de los hijos, por si hay tentaciones), con el privilegio de que aunque uno no es chef y hace un ponqué que es como una perogrullada, tiene una receta -nada original pero con acento propio- que heredarle a los nietos.
(Tengo fiebre, me vino de pronto hoy a las 6:00 pm y no se me ha bajado a esta hora. No me gusta enfermarme, sobre todo si no tengo un adulto responsable por mí, snif. Mejor me baño y no sé por qué cuento esto.)
lunes, septiembre 12, 2005
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4 comentarios:
Manzanas “Al ojo por ciento”:
4 manzanas MUY verdes.
Azúcar
Canela
Roncito o brandicito
Pasas
Limón o naranja.
Modo de preparación:
Pelas las manzanas y las descorazonas –pobrecitas ellas- sin partirlas, que te queden como una bola con un agujero en el centro. Esto es muy importante.
Luego las untas con el limón, pa’que no se pongan negras, las pones en remojo en agua con, limón o con solo jugo de naranja.
En otro bol colocas unas 4 y 5 cucharadas grandes de azúcar y la unes con canela en polvo hasta que el azúcar tome colorcito marroncito claro (a no ser que seas una adicta a la canela, claro está)
En ese bol colocas las pasitas –si quieres la remojas un ratote antes con el ron- y un chorrote de ron o de brandy. Te haces como una especie de melao con la consistencia de la miel.
Luego que has embarrado media cocina, sala y parte del garaje. Tomas las manzanas, las escurres y las rellenas con el melao tipo miel que hiciste en el bol. Sustituyendo el corazón que le quitaste por la mezcla.
Después las colocas en una fuente y al horno, que ya debería estar como calientito.
Ah! Se me olvidaba, el juguito de naranja es para que la bañes de vez en cuando en el horno.
Y cuando veas que las pasitas están algo sequitas y las manzanas bronceaditas, lo sacas del horno.
Las dejas enfriar. Las sirves con una cremita chantilly por encima y una discreta lluvia de almendras que previamente le cambiaste el color en el sartén y listo.
Postre que suelo hacer cuando me llegan amigos a visitar y de paso se quedan a Cenar.
Todo lo mejor para ti.
PS: Voy hacer tu torta ver si me sale tan buena como a ti
...esta muy buena la receta, sobre todo la parte de la decoracion.
Me gusto mucho tu blog, estare por aqui de vuelta :-)
silmariat: gracias por la receta, la haré!!!!
pointdx: organiza algo y hasta hago la torta (siempre pongo la torta, jajaja).
martha: sí hay que hacérsela y respirar hondo y profundo. Eso sí, búscate un radiólogo HOMBRE
Alana: estoy bien, sola con mis hijos, pero bien.
Guillermo: bienvenido
Cómo estás de salud?
Todo lo mejor para ti
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