¡Pam, pam, pam!, dijo. El loco se acercó a la ventana abierta del carro. Tenía una bolsa negra al hombro. Alzó la mano derecha. ¡Pam, pam, pam! Pero en la mano tenía una botella vacía de agua mineral. No su imaginada pistola.
La intención no es lo que cuenta. Falta aquí la herramienta.
martes, septiembre 19, 2006
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