miércoles, noviembre 16, 2005

el niño de la playa

no fuimos a esa playa bellísima que se va en lancha, fuimos a otra, más cerca de la carretera, temíamos una tormenta y, previsivas, preferimos estar más cerca de tierra firme.
nada más nos instalamos en el toldito violeta se nos acercó él. era un muchacho moreno, de lindo rostro. al principio no dijo su nombre. sólo se bañaba muy cerca de nosotras y a veces tocaba la colchoneta amarilla y medio desinflada que nos habíamos llevado para jugar en el mar. poco a poco se fue involucrando. me mecía a mí o a mi hija en la colchoneta. hablaba. hablaba mucho.
dijo que se llamaba Gabriel y tenía 14 años, aunque parecía de menos. pero eso lo dijo después. primero explicó, sin que nadie le preguntara, que estaba tan flaco porque su papá era flaco. le pregunté si estaba solo en la playa, dijo que sí, que sus papás lo dejaban andar solo. luego me preguntó ¿por qué alguien tiene guardaespaldas? yo le dije que no sabía, que yo no tenía guardaespaldas, por ejemplo. y él conto que su papá tenía dos guardaespaldas y que era militar. y siguió contando que era de Valencia y que había alquilado un autobús de dos pisos "que no se paró en ningún momento en la carretera" para llevarlo a esa ciudad de playa, donde ahora vivían. yo me mudo mucho, relató, y también dijo -comiéndose las eses y permutando erres por eles- que estudiaba 4to año de bachillerato y que era el mejor alumno del liceo. decía y decía, en un decir que iba con fluidez de una relativa realidad a una simpatiquísima fantasía.
fue entrando en confianza él solo. hicimos un castillo de arena, y de pronto empezó a enterrarme un pie, la pierna izquierda entera. "No va a salir nunca", decía con cierto tonito de hombre poderoso y me seguía echando arena. sin embargo, no pudo con sus cálculos, de un tirón salí de la prisión de arena y corrí a bañarme a la playa. me pidió "tóqueme la cara, está caliente del sol", y se la toqué. me pidió "tóqueme la espalda", como quien pide un cariñito que no le corresponde. luego nos llevó a mi hija y a mí en la colchoneta, él era el chofer de esa barca que se desinflaba cada vez más, se reía haciéndonos caer, se reía riéndose él.
supo que no comeriamos en la playa. dijo entonces como quien no quiere decir: "mi papá no me dejó dinero y tengo hambre". lo dijo sutil y orgulloso, sin pedir, pero queriendo que le diera. le dije que le compraría unos perros calientes cuando abriera la tienda y se puso contento y siguió jugando como si nada, cariñoso, educado y atento conmigo y con mi hija. "ella no tiene sus ojos", dijo en un momento, "pero las dos sí tienen esa nariz finitica". un galán. sentí por un segundo que jugaba a que éramos su familia, una mamá y una hermana por un ratico. había en ese interín cierta dependencia afectiva, cierta necesidad de estar, de apersonarse del momento, del aquí y del ahora, de nosotras. durante un ratico se fue a jugar futbol con otros niños que recién habían llegado con un papá, pero estaba pendiente, volvía con nosotras, me pedía otra vez que le tocara las mejillas calientes.
de pronto lo llamé, le di el dinero y se compró la comida. nosotras nos bañábamos mientras, abrazadas y gozando del agua, par de pecesitas. no volvió a meterse al mar. no volvió a acompañarnos. siguió jugando futbol con aquellos niños cuyo papá tenía una gavera llena de refrescos y sandwiches. ese papá, esta vez había sólo un papá, estaba empeñado en enseñar al bebé más chiquito a patear la pelota y él se metía y ayudaba, como un hijo más.
adoptó Gabriel una familia nueva. temporal pero novísima. pasó de la familia de la colchoneta amarilla, a la familia del balón de fútbol. veamos que el muchacho tiene capacidad de trasmutarse. veamos que su vida no tiene nada de monótona, pues.
nos fuimos, no nos vio, no quisimos molestarlo en esa su nueva vida. nosotras éramos ya su pasado.
quizás nosotras pasamos, junto a su papá de guardaespaldas y autobús de dos pisos, a la galería de historias que contar.
quizás el amor es así.

11 comentarios:

romrod dijo...

me encantó! besos!

Fedosy Santaella dijo...

Hermosísimo, como todo lo que escribes, y al mismo tiempo duro, fuerte, real. Una bonita combinación.

Larga vida al autobús de dos pisos!

feozeta dijo...

Mira Maga,

Tienes una capacidad narrativa extraordinaria, excelente, de verdad que podrías escribir un libro (si es que no lo has hecho aun), tal vez una historia o varias cortas.

Tienes un don con las palabras, felicitaciones!

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" dijo...

Maga, eres una maga y de ello no me queda ninguna duda.

Todo lo mejor para Usted.

Su siempre servidor. Silmariat

Regina Falange dijo...

Duro y en la dureza, tu asomo de lindura y ese corazón ensanchado, que se te sale del pecho y escribe.

Un beso!!
Color otrora dorado

Protheus dijo...

Duro, pero visto a través de las sensaciones de un corazón maternal.
Te felicito, muy bueno.

Rodolfo dijo...

Que jodido es maga sabeer que la mujeer de tu vida es alguien y que por querreerla que digas que este con otro.hoy llego Rss. que siempre será la mujer de mi vida.Pero ella siente lo que yo por ella por otra persona y uno por ser honesto y sincero le dice no seas huevona arriesgatre por aluna vez en tu vida.Yo te confieso aqueí que se que ella será la mujer de mi vida y que ella es la medida para cualquier otra relación. pero si se trata de ella solo quiero que sea feliz incluso aunque no sea conmigo.La adoro. Estoy un poco drunk. La Acabo de dejar luego de cuatro rones en chacao.

Mire dijo...

coño estaban cerca de mi casa!!!
aunque sea una llamadita!!!

(sí, ella es una mujer espectacular, bellísima, brillante. pero tú también eres un gran tipo, de eso no hay duda)

y...nunca sabemos qué pasará mañana

Rodolfo dijo...

Aunque supongo que podría conseguirlo...no tengo tu telefono. :-)

Mire dijo...

ah, te iba a decir...
no me parece justo con las chicas que tienes en tu futuro que andes con comparaciones.
la mujer que te toca te llegará, lo sabrás, y POR DIOS, de una no la vas a andar midiendo con el parámetro de esta muchachas, que es maravillosa, lo sabemos, pero también hay OTRAS maravillosas y te las toparás, pero si te ciegas en el valor de una sola, sin duda, no las verás.
(coño, parezco consejera matrimonial)

Rodolfo dijo...

Yo sé que no es justo. Y de verdad hago un esfuerzo por no pensar en ello. Pero se que pasa. Que me pasa.

En este tiempo, me he tropezado con alguna que me gusta, que me agrada, que incluso puede ser maravillosa. Y ya ahorita (ahorita de este año para acá) se luego de un despecho de casi dos años que no debo comparar. PEro en algún momento quieras que no pasa, me pasa. :-)