Mi hija escribió un cuento de malandros. Un cuento de la calle. Un cuento cuyos protagonistas son delincuentes. La maestra lo vio y pegó el grito en el cielo. Tratando de copiar la realidad fielmente, mi hija transcribe un diálogo entre los malandros en el que uno le dice al otro: "Mira marico, vamos a tomarnos unas cervezas". La docente corrigió y sustituyó palabras, fiel a unas normas que no existen en ninguna parte: "Mira bobo vamos a tomarnos unas cervezas". La otra sustitución también se hizo en la descripción. La niña muestra una pared en la que hay un grafitti con la palabra PUTA. La educadora decidió que era más conveniente algo así como la palabra TONTA. Mi hija se enfureció: "La gente no habla así, ni siquiera los niños de mi salón hablan así, es ridículo, nadie va a creer que unos tipos se digan uno a otro "bobo", nadie habla así". Y siguió defendiendo su obra realista: "Y en la calle, maestra, ¿no ha visto los grafittis de la calle? ¿No ha visto lo que dicen?" Parece que la maestra no supo qué responder, pero igual censuró las palabras "groseras". Ejerció el poder. Aunque éste anule la verdad.
(pero nosotros lo sabemos y se lo dije: apenas llegue con el cuaderno a casa le ponemos las palabras originales, que aquí sí creeemos en la libertad, aunque ésta venga con groserías incluidas).
viernes, febrero 17, 2006
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10 comentarios:
Viva la censura!!!
En fin, las "buenas maneras" atacan de nuevo..., en cualquier caso tu hija tiene la maravillosa suerte de tenerte a ti. Lamentablemente otros no...
Definitivamente, ser diferente es contraproducente.
Todo lo mejor para Ustedes.
PS: Me hace recordar un cuento, cuando yo era cuenta-cuento dominical, entre aquellas escaleras del Teresa Carreño.
suerte tiene tu hija. Porque además entiende que las palabras se usan por lo que valen y no porque puedan causr un efecto hilarante en quien lee.
Cuando me atrevo a escribir algo en serio y se cuela una que otra palabreja como esas mi esposa dice que ese no soy yo. Estos paradigmas que nos crearon desde chicos cuestan trabajo.
Silmariat, un saludo de otro ex cuenta cuentos, bogotano, y que reconoce esa época como la más meorable de su vida. Ese fue el inicio de lo que soy ahora, sin darme cuenta.
ojo, hay que aclarar algo: cuando mi hija transcribe el término "marico" es porque ahora se ha puesto de moda, así como el "güevón" y casi al nivel de "pana". Ella simplemente quiso reflejarlo en su texto como suerte de naturalismo del habla urbana, para que sus personajes fueran más verosímiles, sin ninguna connotación prejuiciosa ni nada por el estilo
uuuf que horror. Pero si en esta ciudad medio mundo se dirige al otro como marico y marica. Pero bueno, ya se sabe que la escuela es un espacio para la castración...
Aqui en la ULA, en el Táchira, en la Escuela de Comunicacion Social, la profesora de la càtedra de "Producciòn en Televisión" hace exactamente lo mismo que la profesora de tu hija, sólo que en ¡cortometrajes de ficcion!
Lo peor del asunto es que luego de sus ridiculas enmiendas, exclama, cuando las ve "en acción": "ay no mijito, pero esos parecen dialogos de la serie de Batman".
Guau, censura junto a disociacion... no buen combo.
PERO LO LOGRO!!!
LA MAESTRA REFLEXIONO Y DEJO QUE PUSIERA LAS GROSERIAS QUE ESTABAN EN EL TEXTO ORIGINAL
Ja!
BRAVO!!!
Todo lo mejor para Ustedes.
La verdad siempre se escabulle, se impone...
Qué vivan las groserías valederas!
Abrazos
Psé mi profesora de Ciencias de la Tierra me porfío que la luna no se podía ver de día, sólo porque lo decía Leví Marrero...
Si esa maestra me lee me envia al infierno, jajajaajaj
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