viernes, agosto 18, 2006

por encargo

el periodismo es una actividad por encargo. uno no escribe de lo que quiere, sino de lo que debe, de lo que tiene, de lo que te mandan, pues. y bostezas en una rueda de prensa, o intentas hacer preguntas inteligentes a algún señor sin gracia. aunque a veces uno sí escribe de lo que quiere en periodismo (de la gente, yo sólo quiero escribir de la gente y sus asombros) y es un oasis entre quince y último.
la literatura -o como quiera llamársele- es libre. menos mal. aunque a los periodistas, acostumbrados a trabajar bajo la presión del día a día, nos engaña tanta libertad, a veces no sabemos qué hacer con ella, la desperdiciamos. sin embargo en estos dos meses me ha tocado hacer algo así como un engendro, un monstruo de cuatro cabezas: literatura por encargo y me he sentido torpe y retraída, atada de manos, chueca, tonta, muy tonta. No puedo organizarme. Ando a paso de tortuga. Me distraigo. Busco cualquier excusa para abandonar lo que hago. He sentido que he perdido facultades. Alzheimer literario o algo por el estilo. Es decir, quedo anulada. Muda. No puedo articular mis ideas con las exigencias y parámetros de lo que me piden. Cuesta ser libre entre rejas, pues. Pero me obligo y sigo. Lo necesito. Y soy muy responsable con mis compromisos. Además, siento que es un proyecto lindo. SIn embargo, no me luzco, digamos que no soy la mejor alumna del salón, la chica de olimpiadas matemáticas y primera fila.
Pero creo que estoy salvada. Ayer escribí un cuento mío -tenía tiempo que no lo hacía- y todo fluyó. Y no sé si es bueno o malo, si es publicable o no, pero al menos el teclado de mi laptop tuvo actividad y me agradeció infinitamente haberme desprendido de la literatura por encargo por un día.

4 comentarios:

Fedosy Santaella dijo...

hermoso

un tordo dijo...

saludamos la autodeterminación de la mano y la libertad de los carceleros.
un beso maga.

Jose Urriola dijo...

"Más adelante con más calma me siento y lo hago, ahora estoy muy cansado, ahora no tengo cabeza". Y así se le va yendo a uno la mitad de todo eso que ya pudimos haber escrito.

Siendo optimistas podemos pensar que esa mitad era justamente la prescindible, la que no valía la pena.

Anónimo dijo...

Hola Maga:

Muy interesante lo de tu cuento, cómo fluye la mano cuando no es por obligación...

Escribo por encargo a veces y hasta ahora me ha ido bien, pero me acaban de pedir una novela (!!!??) y estoy algo perdida, sobre todo en cuanto al dinero que vale mi trabajo.

¿Alguna orientación? Te lo agradecería inmensamente. Mi mail es: guadalupe.aznar@hotmail.com

Muchas gracias, saludos desde España.